- Censos y Encuestas.
Podríamos comenzar interrogándonos sobre la utilidad de distintas fuentes de información disponible. Esto es ¿para qué es útil conocer las distintas fuentes de información disponible?Nos referimos a la posible utilidad de las distintas fuentes de información disponible. Se introducen algunos de los posibles usos de los censos, registros continuos de hechos vitales y encuestas.
Ante el interrogante planteado sobre la utilidad de los censos se podría responder que, el censo, como insumo, es válido:
- para realizar enumeraciones de la población en su conjunto y según ciertas subdivisiones (geográficas, administrativas, socioeconómicas, etc.);
- para la elaboración de las proyecciones de población nacional, por divisiones administrativas menores y, consecuentemente, para las proyecciones derivadas (urbano-rural, población económicamente activa, en edad escolar, etc.);
- como marco muestral para la realización de encuestas y estudios específicos sobre diversos temas de interés social;
- como marco de referencia de la información generada en los sectores sociales (salud, educación, empleo, seguridad social, vivienda, comercio, industria, turismo, etc.) y para estimar la demanda hacia estos mismos sectores;
- como instrumento para la identificación de grupos vulnerables y poblaciones objetivo en función de políticas y programas sociales.
- Los registros continuos de hechos vitales (nacimientos, defunciones, matrimonios, divorcios, etc.) suelen utilizarse para elaborar proyecciones de población, para realizar estudios sobre mortalidad, fecundidad y complementar los estudios de salud pública, al tiempo que permiten estudiar la nupcialidad de distintas poblaciones.
- Las encuestas, principalmente las encuestas permanentes de hogares y las encuestas demográficas —entre ellas las de demografía y salud ocupan un lugar destacado— permiten realizar estudios específicos y profundizar los descubrimientos hallados en función de los resultados provenientes de los censos u otra fuente.

Los censos son la principal fuente de información sobre el estado de la población mientras que las estadísticas vitales o de registro civil proporcionan documentación sobre el movimiento de la población haciendo alusión casi exclusiva al movimiento natural de la misma. Los censos pueden ser generales —cuando se empadrona simultáneamente a todos habitantes de un país— o parciales —cuando la operación se limita a un grupo de habitantes o a una parte del territorio—. Ambos son operaciones exhautivas, es decir, se recoge información individual de cada una de las unidades estadísticas que conforman el grupo de estudio.
Cuando la operación censal se limita a una muestra —por lo general, grande— de la población se la denomina microcenso y pertenece a la categoría de encuestas por muestreo o encuestas por sondeo.
Las encuestas, a diferencia de los censos y los registros vitales, logran recabar información sobre temas especiales (encuestas de fecundidad, salud, empleo, migraciones, etc.) y pueden ser periódicas o no. Las encuestas de terreno se obtienen mediante interrogatorio directo a los encuestados. En cambio, en las encuestas por correspondencia el cuestionario es remitido por correo con el encargo de enviarlo rellenado[1].
Para recolectar la información demográfica, tanto en censos como en encuestas, se utilizan cuestionarios a los que se los denomina formularios o cédulas. En los cuestionarios las preguntas pueden ser cerradas —las respuestas posibles han sido previstas— y abiertas —el entrevistado contesta espontáneamente.
Censo de población
Se puede definir al censo de población como la operación por medio de la cual se determina el número y características de todos los habitantes de un territorio determinado en un momento dado (NU, 1980). Comprende distintas etapas:
- Preparación. Donde se actualiza la cartografía, el diseño del cuestionario, la preparación de un plan de tabulaciones, la elaboración de los manuales del empadronador y supervisor, la ejecución de un censo de prueba y/o experimental, el adiestramiento del personal involucrado en el operativo, la divulgación en medios de comunicación de la importancia del censo, etc.
- Empadronamiento. Etapa en la cual se recogen los datos, es de duración variable (un día, una semana, a veces 15 o más días).
- Verificación post-censal. A los fines de tener un conocimiento más acabado de la cobertura y de la calidad de la información censal se vuelve a terreno (áreas seleccionadas)) para comparar los datos recogidos en la etapa censal y post-censal.
- Elaboración y procesamiento de los datos. Comprende la entrada, codificación (cuando la pregunta lo requiere) y análisis de consistencia.
- Publicación y análisis de los resultados. De acuerdo al plan de tabulaciones previsto en la primera etapa se publican los resultados del censo.
Los censos de población y vivienda (Chackiel, 1999) se emplean con el fin de:
- determinar la población nacional y de las divisiones geográficas con fines políticos, de programación y administrativos;
- elaborar estimaciones y proyecciones demográficas nacionales, subnacionales y según tópicos específicos;
- analizar la situación sociodemográfica de poblaciones poco numerosas (combinado con sistemas de información geográfica);
- identificar grupos vulnerables con fines de programación social (pobres, desplazados, indígenas, discapacitados, mujeres, jóvenes, tercera edad);
- realizar estimaciones de los requerimientos de la población en materia de vivienda, educación, salud, seguridad social, empleo, transporte;servir de marco muestral para estudios específicos.
Toda política pública tiene siempre objetivos o funciones, muchas veces contradictorias, pero que tienen una finalidad aun cuando no sea percibida en forma explícita inmediatamente. Así, por ejemplo, con una política económica se puede lograr legitimidad, acumulación de capital y también el beneficio de grupos sociales.
Desde el ‘deber ser’ no nos cabe duda que “TODA política pública debería tener por objetivo final el desarrollo equitativo, sostenible y sustentable de una sociedad”, la cuestión está en qué significado va a tener para los diferentes sectores ese concepto de sociedad, de desarrollo, por sustentable, equidad, etc., es decir, cómo se va a entender esos conceptos en función de la ideología que se sustente.
Es interesante tener en cuenta que el análisis de las políticas públicas la realizan personas que filtran la realidad a través de sus esquemas de valores, de sus ideas y concepciones de mundo y vida, de su capacidad técnica, de sus intereses circunstanciales, de su grado de información, lo que influye en las conclusiones a que se arriben, se van a ver afectadas por esos condicionamientos.
Una manera alternativa de definir a las políticas públicas privilegia la funcionalidad que ellas tienen dentro de procesos políticos y/o estructurales más amplios. Por ejemplo, desde la perspectiva neoliberal, las políticas sociales, como política públicas, son concebidas por su función de compensación al aliviar la situación de los marginados del mercado. Como dice Thomas Marshall, la política social “usa el poder político para reemplazar, completar o modificar operaciones del sistema económico, con el fin de alcanzar resultados que el sistema económico no lograría por sí mismo, y al hacer esto, lo hace orientado por valores distintos a los de las fuerzas del libre mercado".[i]
Desde la izquierda también aparecen puntos de vista en donde se privilegia la mirada funcional de las políticas públicas: “cumplen la función de legitimar a las élites gobernantes”; “están dirigidas a apoyar la reproducción de la fuerza de trabajo”, “a compensar los efectos del modo de producción capitalista”; “a atenuar las crisis de legitimidad”.
Permítaseme la siguiente reflexión hipotética, a fin de aclarar el problema que tienen estas perspectivas funcionales. Siguiendo esta línea de análisis, tres funciones básicas podrían llegar a cumplir las políticas públicas, entre ellas las sociales.
- Una de ellas sería la función legitimadora del partido gobernante y del sistema en su conjunto, al conseguir “votos”, mantener la paz y la armonía social.
- Podría decirse también, que otra de las funciones de las políticas sociales sería la de brindar determinados beneficios a sus destinatarios; por supuesto que en grados diferentes. Pero no hay lugar a dudas de que los ciudadanos logramos ciertos beneficios al recibir servicios de salud pública, educación gratuita o programas de ingreso.[ii]
- A su vez, tendrían la funcionalidad de contribuir a la mejora, desarrollo y continuidad del proceso de acumulación de capital, al disminuir los costos de reproducción de la fuerza de trabajo; posibilitar un aumento de la productividad de los trabajadores; etc. En este sentido puede también considerarse el proceso de mercantilización de las políticas de seguridad social desarrollado en los últimos años en varios de los países de la región. ¿Quién sino los empresarios del sector —en Argentina, a través de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) — han sido los primeros y principales beneficiarios de esta nueva “política social”? Sin embargo, si ampliamos el espectro no caben dudas de que en toda política “estatal” aparecen de manera interactiva y contradictoria estos tres “objetivos” o “roles”, tal como los denomina Oscar Oszlak.[iii]
Siguiendo con el análisis, estas tres funciones no son exclusivas de alguna de las políticas sectoriales, sino que son constitutivas de las políticas públicas en general. Además, en términos de poder sería una clara debilidad para la estructura de poder dominante, enmarcar sus diferentes objetivos en áreas de gobierno formalmente separadas. La búsqueda de legitimidad, de control social o el fortalecimiento del capital, no están limitado a un tipo de política en particular. El proceso, sin ninguna duda, es complejo e integrado.
Así, la aparente dicotomía entre las políticas económicas y las sociales lleva a importantes confusiones cuando se las considera como ámbitos paralelos con objetivos diferenciados. Más aún cuando se relaciona a las políticas económicas con la acumulación y a las sociales con el bienestar o la búsqueda de legitimidad. También con las políticas sociales se puede favorecer el desarrollo de excelentes negocios, acumular capital y “fabricar pobres”. Vuelvo al ejemplo de las administradoras de fondos de pensión, pero también por qué no agregar las políticas de precarización laboral difundidas en América Latina en los ‘90 o la desregulación del sistema educativo, con la cual se promovió la diferenciación de los servicios según los ingresos de la gente. Todas ellas son políticas sociales y lejos están de los valores de solidaridad y equidad.
En este marco de la discusión, si la producción de información estadística tiene entre sus objetivos –como decíamos al comienzo del cursado- la formulación de políticas públicas -sea a través de programas y proyectos sociales, etc.- y quienes realizan, diseñan, formulan y ejecutan las mismas, tienen sus propias concepciones teóricas, seguramente se irán filtrando, como dice Novick, ya sea a través de:
- la sanción de normas
- la creación de espacios institucionales
- la contratación de personal
- la utilización de los resultados obtenidos en actividades específicas en la formulación de las políticas.
[1] También existen las encuestas telefónicas aunque en este campo raramente se las emplea.
[i] Marshall, T., Social Policy in the Twentieth Century, Hutchinson, Londres, 1975 en Fernández,O.:11.
[ii] Sin duda, algunos de estos “beneficios” se dan en un marco clientelar, donde el “beneficiado cliente” en realidad está pagando con creces este bien recibido. De cualquier manera, muchas veces se valora dicha relación, ya que el “cliente” recibe un beneficio al que una persona excluida de la relación, ni siquiera accede.
[iii] Puede enmarcarse este tema en el debate, especialmente fructífero en los ‘70 y ‘80, sobre los niveles de autonomía del Estado capitalista respecto del capital y las particularidades de los estados periféricos.
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