
Para Elena Achilli (1998), “investigar es el proceso por el cual se construyen conocimientos acerca de una problemática de un modo sistemático y riguroso”. (1). De ahí que se concluye que la investigación educativa es un estudio orientado "para" concretar acciones tendientes a re-pensar/transformar determinadas problemáticas del quehacer escolar y para la práctica o formación docente.
Hoy día estamos inmersos en muchas confrontaciones que hacen que se generen tensiones y las investigaciones se ven alejadas de las prácticas. ¿Será que la producción de conocimiento, reservado a los investigadores y la reproducción del conocimiento, reservado a los docentes, haga que la escuela sólo se preocupe por enseñar conocimientos ya elaborados y concluídos? ¿Es posible investigar cuando no se cuenta con los medios, a veces tan mínimos, en este país?
Elena Achilli señala al respecto "...las condiciones de trabajo docente, las actividades burocráticas y externas a lo pedagógico, la estructuración jerárquica que caracteriza las relaciones institucionales, en el sentido de transformar al docente, hacen que sea solo un mero transmisor de lo que diseñan o generan otros. Estos son algunos de los límites que lo diluyen como sujeto intelectual, alejándolo del trabajo crítico y reflexivo."
Sverdlick hace referencia a la “confianza/desconfianza entre el docente y el investigador. El diálogo cortado entre el docente y el investigador (la escuela cuestiona al investigador con el clásico qué sabrán de nuestros problemas. El investigador le responde que el docente no está predispuesto al cambio). El tiempo para llevar adelante procesos, para escribir informes, tiempo para entrar en diálogo, tiempo de la gestión etc. El valor de lo cuantitativo con lo cualitativo, Teoría vs. Práctica, Objetivo/subjetivo no están del todo superadas en las escuelas porque todavía no hay cultura empírica práctica”. (2)
Mialaret (1993), nos dice que como “la educación adquiere un concepto polisémico que abarca muchos contextos y situaciones tan variadas y particulares, hace que las "nuevas" investigaciones cuestionen la forma de generalizar, del tradicional método científico ya que lo rígido achica el campo de la investigación”. (3)
Por otro lado Ortega F. (2000) habla de “la timidez de las escuelas por la ausencia de reflexión sistemática. El investigador se "encierra" en su mundo. El docente no rescata los trabajos de investigación y por último el "desconocimiento" de los caminos de la investigación”. (4)
Creemos, como docentes que nos estamos formando, que enseñar e investigar no se tienen que ver alejados. La investigación no es una respuesta a todos los males de la sociedad pero permite abrir lo que se considera cerrado, para ver al mundo desde otro ángulo. Es importante "interactuar", tomar posiciones desde el control que nuestro posicionamiento, en el juego que jugamos, ejerce sobre el mundo que juzgamos y que desde ese juicio contribuimos socialmente a "construir”. Programas que nos forman como educadores nos permiten y reclaman procesos de investigación-acción para transformar la práctica educativa, el arduo trabajo de enseñar; y para estrechar la coherencia entre el pensamiento y la acción educadora. Ambas deben enriquecerse mutuamente.
ALUMNOS PROF.EN INGLÉS: Alegre, Johana- Franco, Victor- Merlo, Viviana- Trejo, Natalia
Bibliografía:
(1) Elena Achilli “Investigación y Formación Docente”. Colección Universistas. Serie Formación Docente. Rosario 1998
(2) Ingrid Sverdlick “La investigación Educativa como Instrumento de Acciòn, de Formación y Cambio”
(3) Mialaret “Las Nuevas Formas de Investigación en Educación” Ambassade de France Au Mexique. Universidad Autónoma de Hidalgo 1993.
(4) Ortega F. “Cuadernos de Educación”. Univ. Nac. de Córdoba (2000).
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